miércoles, 9 de junio de 2010

y 6.- Ahora estamos aquí

De la misma forma que quien planta un gran árbol sabe que en todo su esplendor lo disfrutarán las generaciones futuras y no él, cuando se participa en el nacimiento de un Templo o de un Dojo debe asumirse que lo que se hace se desarrollará plenamente en el futuro.  
Desde que llegamos a La Morejona, la finca en la que se ubica nuestro Templo de Seikyuji, han pasado veintidos años.  Sin duda en este tiempo el espacio físico -gracias al trabajo de muchos que están y de muchos que no están y a los que nunca podremos olvidar- ha sufrido un gran cambio, un esplendoroso cambio.  Pero quizás, y esa es mi opinión, más importante aún ha sido el cambio que se ha producido en nuestra Shanga.  
Decididos a practicar el Dharma de Buda, juntos como Sangha, en torno a nuestro amigo de bien Raphael.  Ese es el verdadero gran árbol que estamos plantando para el futuro.  Seikyuji es el medio en el que esta semilla se transforma en árbol.  El lugar no es demasiado importante, puede cambiar sin que para nada lo esencial se vea afectado.  

Es en este instante de la práctica del Soto Zen en Sevilla, nuestro dojo: El Dojo Zen de Sevilla Kaiko trata de continuar ayudando al desarrollo del Zen Soto en nuestra ciudad, manteniendo el impulso que Maestro Deshimaru nos dio, que Etianne Zeisler consolidó y que ahora Raphael asienta firmemente. Gloria y yo practicamos desde 1978, somos por tanto coartífices de todo la historia del Zen en Sevilla y queremos seguir siéndolo mientras las energías nos lo permitan.  Reivindicamos plenamente como nuestra esta historia, asumiendo con ello la responsabilidad de transmitir esto que hemos recibido, de empujar todo esto hacia el futuro.  Establecer un dojo es una tarea delicada, en estos años hemos avanzado mucho, pero para nada eso asegura que quede consolidado para el futuro.  Nadie sabe esto, nadie conoce lo que pasará, pero sea lo que sea por favor, no olvidéis que nuestra práctica no tiene fin.  Ocurra lo que ocurra en el futuro, ahora estamos aquí, practicando juntos, disfrutando de practicar juntos.  Lo demás es otra historia que ya alguien contará en su momento.

Esto que he relatado, evidentemente no aspira a ser la historia del Soto Zen Sevillano.  Apenas son unas pinceladas, muchas cosas importantes han quedado fuera. Pero creo que es suficiente, para que los que comencéis la práctica en nuestro dojo, podáis entender de donde venimos ya que hacia donde vamos, eso, está solo en vuestras manos.

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